My Love is in America. The Boston College Irish Fiddle Festival. (1991)

No podría inaugurar esta sección hablando de una grabación que no fuera esta, basicamente, porque es una de las que más me ha influido como músico, y eso, que está dedicada por completo a un instrumento que no es el mío. Ni que decir cabe, que todo aficionado al fiddle irlandés debe escuchar este disco al menos una vez en la vida.

Mi amor está en américa y yo aquí leyendo este blog

Se trata de una grabación realizada durante el famoso festival del Boston College (una verdadera institución en lo que a la música tradicional americana se refiere), que reunió en 1991, a los mejores violinistas del momento, para tocar los temas que tenían que tocar, y de la manera que había que hacerlo. A lo largo de 22 cortes que se nos antojan pocos, músicos de la talla de Kevin Burke, Andy McGann, Dale Russ, Liz Carroll, Brian Conway, Paddy Reynolds, Séamus Connolly, Eileen Ivers, Martin Hayes, Tony de Marco, Martin Wynne, etc. Repasan algunos de los temas más populares de la extensa cultura violinística, que los emigrantes irlandeses desarrollaron en Nueva York.

Con el único acompañamiento del Bodrhán de Mel Mercier, y el zapateado de los propios músicos en las tablas del escenario, cada una de las pistas de este disco, transmite de forma evidente la conexión entre ellos, en un tremendo ambiente festivo que llega por momentos casi al éxtasis musical, Flow en estado puro.

Siempre me llamó la atención el corte que abre el álbum (Lord McDonald’s/The Fair Of Ballinasloe. Reels), en el que incluso pueden apreciarse gritos de emoción al inicio del set, y en el cambio de tema. El corte número 3, interpretado por Kevin Burke y Dale Russ (Roll Out The Barrel/Lafferty’s/The House Of Hammil. Reels), también puede poner el vello de punta a cualquier violinista, además de los interpretados por el maestro Neoyorquino Andy McGann (6 y 11). Es una lástima que el servicio web del Boston College, no nos dé acceso a sus registros sonoros, porque se sabe que este disco corresponde tan solo a una pequeña parte del concierto en el que se grabó.

La diversidad de estilos es una constante a lo largo de toda la grabación. Encontramos modos americanos con reminiscencias «old time«, como los de Eilleen Ivers o Liz Carroll, y el irish-american de Brian Conway, Martin Wynne y Tony de Marco, o el más melódico y contundente de Dale Russ. Pero cuando se ponen a tocar todos juntos, hablan un lenguaje común y unánime, haciendo cantar sus violines como si fueran uno solo.

Mi relación con este álbum siempre ha sido cercana y a la vez compleja, porque el hecho de que me guste tanto, me hace en parte envidiar a los violinistas por un lado, y por otro, sentir cierta frustración a la hora de interpretar esos mismos temas con la flauta, porque la mayor parte de ellos son temas compuestos para violín, y no suenan igual en un instrumento de viento.

En definitiva, un disco imprescindible, sobre todo para los aspirantes a fiddlers, y para cualquier aficionado a la música irlandesa.

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