The Merry Love to Play. Peter Horan & Gerry Harrington (2007)

Le tengo un especial cariño a este álbum, que a pesar de haber sido grabado en fechas recientes, tiene aún el auténtico sabor de lo añejo. Peter Horan, el que fué el último gran exponente del antiguo estilo flautístico de Sligo,  falleció tan solo un año después de que se editara, y eso le da el valor de ser su última grabación. A su lado, Gerry Harrington añade al dueto su fantástica técnica al fiddle, para dotar a la pareja de tanto Flow como la que ya tuviera la formada por propio Peter Horan, y Fred Finn, unas décadas antes.

Una de las cosas que más me gusta de este disco, es que a pesar de que estos dos músicos no tienen acompañamiento de ningún tipo a lo largo de la grabación, ni percusión alguna que les adorne, sigue sonando tremendamente rítmico y armónico, lo cual dice mucho de la capacidad de estos dos instrumentistas. Seguramente les ayudó el hecho de pasar horas y horas tocando juntos en sesiones públicas y privadas durante años. He oído que Peter Horan, incluso a sus más de 80 años, podía tocar en un pub hasta altas horas de la madrugada, para regresar a su casa al cierre del mismo, y seguir tocando casi hasta el amanecer.

Casi todas las pistas de este album me seducen, pero hay algunas que remueven algo dentro de mí, como la número 1, The Killavil Bucks / Fred Finn’s (reels), la número 7, The Swallow /The High Reel (reels),   yla número 10, The Old Grey Goose (jig), de la cual tomé este giga que es una de mis predilectas. También destacaría la número 14, Murphy’s / The Derry (hornpipes), con una genial entradilla de violin de Gerry, y un asombroso cambio de tema, y la número 12, Doctor Gilbert’s /The Queen of May (reels). Todos estos temas son una pequeña muestra alícuota, de lo que representa el repertorio típico de sesión de Sligo.

Hasta siempre maestro

La música tradicional irlandesa ha evolucionado mucho en los últimos años, actualmente hay mucha variedad de estilos modernos, y sobre todo mucho virtuosismo entre los músicos de las nuevas hornadas, que se pasean por medio mundo demostrando un tremendo dominio de sus instrumentos, y enorme capacidad para idear arreglos y variaciones. Pero sin pretender denostar a estos nuevos aires, el sabor, la esencia, y la sustancia que este tipo de grabaciones aún conservan, no lo tienen los grupos modernos, quizá sea porque estos viejos carcamales hacen la música con más paciencia, con más orgullo hacia la herencia recibida, o simplemente con más Flow. El propio título del disco (El amor por tocar), ya da una pista al respecto, pero tienen algo que llega con mucha facilidad a lo más hondo de quien los oye.

 

 

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