¡Mamá quiero tocar la gaita! – Es una frase ningún progenitor quiere oír nunca de boca de su hijo. Tener que soportar al crío o al adolescente, haciendo temblar todos los tabiques del bloque de pisos, y resquebrajando los cristales de puertas y ventanales del apartamento hipotecado en el que viven. Es un trauma que ningún adulto debería soportar a lo largo de su vida, pero aunque no pueda servirles de modo alguno como consuelo, podría ser peor, vuestro hijo podría querer ser político, estudiar filosofía, querer ser escritor, o youtuber. Así que en aras de un mal menor, dejarlo en manos de ese tío tan raro que viste camisas a cuadros, y que toca un instrumento que no está enchufado a la pared, puede no ser tan mala idea.

También existe la posibilidad de que ya seas un adulto hecho y derecho, con un trabajo de ocho horas o muchas asignaturas de un grado por delante, y tras haber visto todas las partes de «El señor de los anillos» y de «El Hobbit», y de visionar catorce veces las películas «Titanic» y «Braveheart», sientas curiosidad por iniciarte en el mundo de esas flautillas y gaitas que suenan de fondo en dichas películas, pero inmediatamente te pegas de frente con el muro de la falta de información y de tu escasa cultura musical.
Pues bien, entonces pensarás: ¿quién podría ayudarme u orientarme a la hora de aprender?, ¿existe alguna persona que hable mi idioma, y que a causa de sus pocas habilidades sociales y profesionales, haya dedicado gran parte de su vida a tocar y estudiar música irlandesa, en lugar de acudir a fiestas, ferias, discotecas, y convertir su vida amorosa en un desastre, a base de múltiples y caóticas experiencias?. Pues la respuesta es sí, existimos, y aunque nunca nos inviten a los cumpleaños, después de muchos años encerrados en una habitación practicando con nuestro instrumento, leernos toda la información disponible en la red, y de tocar durante miles de horas con el único objetivo de algún día poder dominar el mundo. Hemos llegado a un punto en el que no necesitamos fiestas, pues la fiesta la ponemos nosotros cuando desenfundamos nuestros violines, flautas y acordeones.
Así que si quieres aprender a tocar no te olvides primero de revisar este listado, interiorizarlo, estudiarlo, y si eres un modernillo, de tatuártelo en alguna parte bien visible de tu cuerpo en caracteres chinos o japoneses. No significará absolutamente nada para ti, pero vacilarás mucho explicando su significado.
Las leyes del aspirante a músico tradicional

1- Tenlo claro

Está muy bien ser cool, y poder enseñarle a tus amigos tus tatuajes, los resultados de tus clases de yoga, el libro sobre filosofía oriental que paseas en tu mochila y que nunca has leído, y las fotos de tu último viaje a Copenhaghe. Pero si a eso quieres sumarle la interpretación de temas irlandeses al violín o el whistle, para molar aún más si cabe, deberías plantearte aquello que decía tu abuela de «Quien mucho abarca poco aprieta».
La música no es un paseo triunfal, la gente no se pasa 10 años en el conservatorio porque pongan buenas tapas en la cafetería, lo hacen porque aprender conlleva tiempo, trabajo y sacrificar muchas cosas. No aprenderás tocando una o dos veces por semana, si haces eso, te convertirás en el típico músico estancado que no da un paso adelante en 10 o 15 años. Tocar y aprender es duro y no hay atajos, necesitarás algunos años para poder empezar a hacer cosas interesantes, aunque por suerte, en la música irlandesa se pueden hacer progresos y tocar cosillas desde el primer día. Así que si quieres aprender, primero ten claro que esto es lo que quieres.
2- Se constante
Es preferible tocar 15 minutos diarios que tocar 3 horas una vez por semana. Sea cual sea tu base musical, tu cerebro tiene que asimilar la música, y para eso tienes que darle una pequeña dosis diaria de aprendizaje. Además de que tocar un instrumento exige de un importante desarrollo de la coordinación neuromuscular de tus dedos y articulaciones. La música no es algo puntual si no un hábito. No es como aprender a montar en bici, algo que nunca se olvida, se parece más a preparar una maratón, si dejas de entrenar nunca podrás terminarla. Yo personalmente, suelo tener siempre el instrumento a mano en casa, no tengo niños pequeños y puedo hacerlo, eso me permite tocar siempre en esos lapsos cotidianos de cada día, como cuando se me cuece el arroz para el almuerzo, o cuando espero 15 minutos antes de salir, para no llegar demasiado pronto a casa de un amigo con el que he quedado.
3- Escucha mucha música
La música tradicional no se entiende con una partitura por delante, se toca de memoria y se interpreta de oído, así que antes de grabar tu primer disco, tendrás que desarrollar ese oído, y para eso tienes que escuchar muchos discos. Empieza con los músicos y grupos que te gusten, pero es muy recomendable que salgas de tu zona de confort y que te adentres en grabaciones de varios estilos, sobre todo aquellas que son más básicas y que acentúan mucho los ritmos. Esto también te servirá para aumentar tu cultura y tu conocimiento de todo lo que rodea a la música irlandesa. Pasarte por nuestra sección de biblioteca musical podría ser un comienzo.
4- Interioriza los ritmos
Los principiantes tienden a aprender los temas de una forma muy sistemática, convierten las melodías en una sucesión de posiciones de dedos y unos sonidos determinados. Pero hacer eso es el camino perfecto hacia el fracaso. Los tunes irlandeses se soportan sobre un andamiaje muy concreto en forma de ritmo, no es lo mismo un jig que un reel o un slide. Intentar interpretar los temas tal y como los oímos de los grupos y músicos que nos gustan, es un error de base, los loros son capaces de articular palabras pero no saben hablar. Comprender los ritmos os permitirá traducir cada tema a vuestra forma de tocar.
5- Comprende los temas
Entender lo que oímos es básico para poder tocarlo luego, los temas no se interpretan de corrido, tienen sus pausas, su fraseo y su articulación. Divide cada uno en frases, y establece bien las paradas. No te obsesiones con los adornos, ya llegará el momento de ornamentar, y sobre todo marca el ritmo adecuadamente.
6- Toca despacio
Kevin Crawford y Michael McGoldrick pueden tocar a toda pastilla y hacer que quede bonito, tú no puedes, y no puedes básicamente porque ellos llevan más de 30 años tocando, y tu acabas de empezar. Puede parecerte un detalle baladí, pero importa más de lo que crees. Toca despacio, toca todas las notas, simplifica las partes que te sean más complicadas, y cuando puedas tocar sin errores, y entendiendo lo que haces, la velocidad será como conducir un coche, podrás ir más rápido o más lento según quieras pisar más o menos el acelerador.
7- Apóyate en músicos experimentados
Yo he aprendido más en una hora con Matt Cranitch, Noel Hill o Desi Wilkinson, que en meses practicando en casa solo. Si tienes la oportunidad de ir a un taller con uno de estos grandes maestros no te lo pienses, y si no puedes hacerlo busca músicos experimentados que te echen un cable, pero huye desesperadamente de los gurús amateurs que cobran un dinerito por darte clases, y que en muchas ocasiones no tienen claro lo que hacen, si vas a pagar por clases, hay maestros irlandeses que las dan por skype a precios muy razonables, e incluso academias online.
8- Toca lo que te gusta
No te obsesiones por aprenderte los temas que se tocan en tu sesión, prepárate aquellos que más te motivan, los que más te gustan y tócalos luego en las sesiones. Los músicos veteranos casi siempre los conocen o los pillan en un par de vueltas, que sean ellos los que se adapten un poco a ti y no al contrario.
9- Empieza por temas sencillos
Este mandamiento colisiona frontalmente con el anterior, y además yo debería ser el último en decir esto porque en su momento hice justo lo contrario, pero la verdad es que empezar con marchas, waltzs, aires y jigs sencillos, es la mejor opción para progresar con rapidez, y para integrarte en las sesiones. No incomodarás a los veteranos a menos de los obligues a tocar una hora de waltzs, ellos luego se desquitan con dos horas de reels.
10- Paciencia
Es la madre de la ciencia. Siempre tengo presente las palabras que nos dijo nuestro buen amigo Terry Bingham, que nunca se ha caracterizado por sus elocuentes discursos ni su capacidad de liderazgo, pero es un tío muy listo, tremendamente agradable y un pedazo de músico como la copa de un pino. «No hay atajos, simplemente daos tiempo y disfrutad del camino».
muchas gracias por todo y sobre todo la sinceridad,
genial.
Gracias a ti Monserrat